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¿Por qué todo inversor necesita una EAFI o una Family Office?

Quizá para los que nos dedicamos profesionalmente a ello la respuesta puede resultar obvia. Sobre todo para los que hemos sufrido desde hace décadas en nuestras propias carnes las miserias y carencias de la banca privada. No en balde además de asesores, fuimos, somos y seguiremos siendo esencialmente inversores, y como tales, nuestros intereses siguen lamentablemente en las antípodas de los de las entidades bancarias y su mal llamado asesoramiento. Dicho esto vamos a analizar pues las decisiones trascendentales que todo inversor debería tomar para asesorarse en la correcta gestión de sus activos.

Para empezar el inversor de a pie debe analizar su situación patrimonial y determinar si además del asesoramiento estrictamente financiero necesita también asesoramiento fiscal, jurídico, mercantil, corporativo o inmobiliario. Es decir, quizá pueda tener necesidad de poner en orden sus sociedades/empresas, sus inversiones o desinversiones inmobiliarias, la administración de esos inmuebles, los temas sucesorios y de Familia, sus inversiones en bolsa y en empresas no cotizadas, la generación de las rentas necesarias para su familia o proyectos, optimizar la fiscalidad de todo ello, etc.

Si un inversor tan solo dispone de activos financieros y no necesita ningún asesoramiento adicional, debe contratar los servicios de una Empresa de Asesoramiento Financiero Independiente (EAFI) regulada por la CNMV, de las que ya hay más de 150 en toda España. Pero con esa decisión no se resuelven automáticamente sus necesidades de asesoramiento, porque como de todo en la vida, hay EAFIs buenas, regulares y malas. Entre todas ellas deberá elegir la que le genere más confianza, la que le ofrezca un asesoramiento competente más alineado con sus intereses, y por tanto la que se aleje más del modelo de «asesoramiento» bancario que tantos disgustos ha dado y dará a sus sufridos Clientes. No basta con que una EAFI sea una mera réplica de dicho asesoramiento, con ex-empleados de banca privada, que en lugar de vender sus productos monomarca ahora los vende multimarca. No. El asesoramiento financiero independiente debe ir mucho más allá y buscar exclusivamente el interés del Cliente, puesto que esos asesores ya no trabajan para ninguna entidad bancaria a la que le deban generar comisiones ni pleitesía con sus ventas.

A cambio de unos honorarios, el asesor independiente deberá alinear absolutamente sus intereses con el inversor, y deberá más que amortizar sus costes con el ahorro de comisiones bancarias, el acceso a clases institucionales en los fondos en los que recomiende invertir, eligiendo las inversiones exclusivamente por su calidad y rendimientos en lugar de por las comisiones que generan, etc, etc. Es decir, velando por el dinero de sus Clientes como si se tratase de sus propias inversiones. De hecho el inversor debería valorar muy positivamente que su asesor financiero independiente, además de ser técnicamente competente en sus conocimientos y consejos, sea a su vez también inversor. Todos los asesores nos equivocamos, y el que presuma de su capacidad para adivinar el futuro miente, porque no existen las bolas de cristal. Pero sin duda, a pesar de poder cometer errores, un asesor que co-invierta su propio dinero con el de sus Clientes genera una confianza y un compromiso difícil de superar. Es una prueba indudable de la alineación de sus intereses con los de sus Clientes, como debe ser. Y eso es algo que un mero vendedor de inversiones bancarias al uso jamás podrá ofrecer.

Si en cambio el inversor dispone también de activos no financieros como empresas, inmuebles, tiene necesidades de asesoramiento fiscal, legal, etc. debe obligatoriamente ir un paso más allá del simple asesoramiento financiero de las EAFIs, puesto que la legislación española paradójicamente impide a estas empresas reguladas realizar asesoramiento que no sea estrictamente financiero a sus Clientes. La figura asesora que puede dar respuesta a todas esas necesidades de manera integral y coordinada es la de un Family Office. Y si el volumen patrimonial del inversor no es suficientemente abultado como para crear su propio Family Office (Single-Family Office), su mejor opción será la de contratar un Multi-Family Office, es decir una oficina de asesoramiento patrimonial integral para múltiples familias. Lamentablemente la figura del Multi-Family Office como tal aún no está regulada en España, a diferencia de otros países de la UE como Luxemburgo, pero tan solo es cuestión de tiempo. Debido a la obsoleta legislación española, hecha a imagen y semejanza del modelo bancario de asesoramiento, las empresas que gestionamos patrimonios de manera integral, debemos hacerlo legalmente mediante la combinación de dos actividades empresariales: EAFI+Consultoría multidisciplinar. Y todo porque el regulador español todavía no está a la altura del luxemburgués e impide que las EAFIs asesoren en otras materias que no sean exclusivamente las financieras, a pesar de ser tan necesarias o más que la mera gestión de cartera para cualquier familia con un cierto patrimonio. Aberrante desde el punto de vista del inversor, desde luego, pero comprensible si pensamos que el propio regulador está compuesto esencialmente por directivos corporativistas procedentes del mundo de la banca, y no por inversores que deben velar por la correcta evolución de sus patrimonios. Os recomiendo el artículo titulado «La perversión del asesoramiento«, en el que ya tratábamos estos temas hace 3 años (por cierto, las acciones de la estafa de los bonos convertibles del Santander de las que habla el artículo siguen cotizando al mismo precio de entonces, o sea que los inversores siguen perdiendo más de la mitad de su dinero 3 años después…)

En cualquier caso, el inversor con necesidades patrimoniales más allá del mero asesoramiento financiero, debe contratar los servicios integrales de un Family Office, y no quedarse tan solo con el área financiera que ofrecen las EAFIs. La absurda limitación legal antes mencionada que impide a las EAFIs ofrecer asesoramiento patrimonial integral, obliga a muchos de sus Clientes a tratar sus otros temas patrimoniales no financieros con diversos profesionales adicionales (abogados, inmobiliarias, fiscalistas, consultores de empresa familiar, etc). Y les obliga a tratar de recomponer personalmente un complejo puzzle de consejos y asesoramientos inconexos. Estar asesorado por múltiples profesionales de manera descoordinada no sólo resulta caro sino también muy ineficiente y peligroso. La mayoría de decisiones que debe tomar una familia respecto a sus activos, precisan de asesoramiento multidisciplinar competente, pero que a su vez esté totalmente coordinado. Los inversores con activos que van más allá de los meramente financieros necesitan un interlocutor único formado por profesionales especialistas en cada materia, que tengan una visión completa del patrimonio y de las circunstancias familiares de sus Clientes. Esa es la precisamente esencia del oficio del Family Office, aunque la regulación española -al igual que hace la banca- se empeñen en disociar el asesoramiento financiero del resto de asesoramiento patrimonial.

Ah, y las tarifas de un servicio integral de Family Office no tienen porqué ser más elevadas que las de una EAFI, en absoluto. Resumiendo, según las necesidades particulares de cada inversor:

Asesoramiento exclusivamente financiero: EAFI

Asesoramiento patrimonial integral: EAFI+Consultor=FamilyOffice

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