Intereses negativos y Darwin.
La esencia de nuestro sistema económico y de Mercado es la eficiencia y la competitividad incentivada por los beneficios. Parece una frase un tanto alambicada, pero supone que el Sistema se basa en conceptos tan lógicos y simples como que todos los agentes que conformamos el Mercado y la Economía global queremos ganar dinero. Por ese motivo tan obvio -y a la vez tan necesario- tratamos de progresar en nuestros trabajos, bien sea como empleados o como empresarios. Todos queremos alcanzar un mayor bienestar, y para ello es necesario progresar y que nuestro trabajo esté, no sólo bien hecho, sino mejor hecho que el de nuestra competencia. Sólo así conseguiremos que nuestro sueldo o nuestros beneficios empresariales mejoren, y con ello lo haga también nuestra capacidad para disfrutar de ese dinero, es decir nuestro bienestar presente y futuro.
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Que algunos no sepan transformar esa mayor capacidad económica en bienestar presente y futuro, o que prefieran trabajar menos a cambio de ganar menos, tener un menor confort material y una mayor incertidumbre económica futura, no deja de ser la excepción que confirma la regla. El Sistema premia a los más eficientes y extingue o lastra a los más ineficientes. Para ello, se utiliza una herramienta esencial que se llama dinero. El dinero es el bien codiciado, y como tal debe tener un precio, puesto que de no tenerlo el Sistema pierde catastróficamente todo el sentido. Veamos qué sucede cuando el dinero deja de tener un precio, como está ocurriendo en la actualidad gracias a la acción de los principales bancos centrales del planeta.
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Si el dinero ya no cuesta dinero, o sea que el tipo de interés es cero o incluso negativo, el tenedor de éste pierde el incentivo para prestarlo a otros. Si el prestamista es un profesional (banca), sus márgenes de beneficio se contraen peligrosamente, debiéndolos c0nseguir en actividades que se alejan de su core business, a cual más peligrosa y/o inmoral. Y si el prestamista es un particular, también llamado inversor, deberá asumir mayores riesgos a cambio de ganar poquísimo o nada. Cuanto más persistentes y profundos sean los tipos de interés negativos, más se agudizarán los efectos letales para los prestamistas/inversores. El incentivo es una vez más, esencial, puesto que sin él, el dinero deja de circular y se detiene la Economía a todos los niveles.
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¿Pero qué ocurre con los prestatarios, o sea quienes toman dinero prestado gratis o incluso ganando dinero? A priori parecería que ese es un escenario óptimo para ellos, y en cierto modo así es. Pero a la vez es un escenario letal para todo el Sistema, puesto que no sólo se está favoreciendo especialmente a los más ineficientes, sino que también se está abocando a los eficientes a la ineficiencia. Con tipos a cero o negativos, las empresas endeudadas, que deberían mejorar o extinguirse para dejar paso a la competencia más eficiente, perduran indefinidamente puesto que pagan con más deuda los vencimientos de deuda anterior, y no con beneficios fruto de su competitividad y eficiencia. Y lo hacen sin el menor esfuerzo, porque el dinero es más que gratis. Así se llega al extremo de que a una empresa, en su huída hacia adelante, le es más cómodo endeudarse más y comprar/absorber a su competencia que competir con ella. El resultado de esa absorción es un monstruo empresarial mucho mayor con escasa competitividad. Porque ya se sabe lo que ocurre cuando juntamos una manzana sana y otra podrida, y en este caso además quien compra -y por tanto quien manda e impondrá su modo de funcionar- es la manzana podrida. Lo mismo ocurre con los bancos, que no dejan de ser empresas a las que el Banco Central sostiene con inyecciones de dinero gratis, cuando no a tipos negativos.
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La represión financiera que ejercen los bancos centrales con sus tipos a cero o negativos tiene unos efectos sobre prestamistas, prestatarios, inversores y empresas tan nocivos como los que tendría el mismo cambio radical de las reglas de juego del Monopoly. Imaginad cómo cambiaría el juego si al caer en una casilla edificada de otro oponente se pudiera pagar simplemente tomando todo el dinero de la banca que quisiéramos, tomando dinero incluso para comprar y edificar nuestras propiedades. La barra libre es aberrante y letal para el Sistema. Es como si un empleador cambiase su criterio esencial y premiase con aumentos de sueldo a sus empleados menos productivos. Que no les echase nunca de sus puestos de trabajo por muy ineptos e ineficientes que fueran, y que además les permitiese progresar en el escalafón directivo de la empresa. El desastre al cabo de unos años sería inevitable, ¿verdad? Pues los mismos aberrantes efectos tiene el dinero gratis en la economía.
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Por tanto, el escenario económico se va pudriendo. La selección natural de Darwin deja de funcionar en la Economía. El tejido empresarial se torna ineficiente y la competitividad va disminuyendo con el tiempo. La consecuencia natural de tal desastre, a pesar de la creación de más y más dinero gratis de la nada, es la escasa creación de riqueza y crecimiento económico anémico o recesión. El problema de los tipos cero o negativos es que se carga las bases en las que todo el Sistema se asienta: La incentivación, la eficiencia, la competencia, la creación de riqueza… en definitiva el Progreso. Y por supuesto también se carga otros agentes esenciales del Sistema como son los fondos de pensiones (públicos y privados) o las aseguradoras, que necesitan que el dinero se pague a un precio razonable para conseguir unas mínimas rentas futuras. Si el dinero ya no tiene coste, si ya no vale, las proyecciones de valores futuros, el interés compuesto, las rentas, las valoraciones… todo salta por los aires. Y los Estados, fabricando más billetes de la nada para paliar el colapso, lo único que consiguen es agravar la situación y hacerla más absurda e insostenible, minando además temerariamente la confianza en el fiat money o dinero fiduciario.
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Hace más de 7 años, en pleno crash bursátil de 2008, con el sistema financiero colapsado y el grifo del crédito totalmente cerrado, augurábamos una purga empresarial que iba a dejar sólo en pie a los más eficientes. El artículo lo titulamos «Darwin, crédito y Keynes«, y en él pronosticábamos que la selección natural darwiniana iba a limpiar del Sistema a los más beneficiados por la burbuja crediticia de los años 2000-2007. No obstante hacíamos la excepción de los bancos, que ya pronosticábamos entonces que iban a ser rescatados con dinero público. Decíamos en aquel ya lejano Febrero de 2009 que el proceso de limpieza del abuso de crédito iba a ser doloroso pero saludable a medio y largo plazo. Pero no. Los bancos centrales decidieron hacer lo impensable, no sólo rescatando a los bancos sino a la Economía entera y su tejido empresarial. En estos últimos 9 años, de manera suicida, nos hemos saltado en nuestro Sistema financiero las leyes de la selección natural que definió Darwin. Y quienes lo han decidido así no han tenido en cuenta que regalar dinero indefinidamente y seguir jugando al Monopoly es incompatible. Seguimos sentados frente al tablero, qué remedio, pero si el dinero no vuelve pronto a tener un precio razonable ya no estaremos jugando al Monopoly sino a otro juego al que nunca antes nadie había jugado. Un juego desconocido que acabará en pocos años muy mal para la inmensa mayoría.
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«Si no hay dudas, no hay progreso»
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Charles Darwin.
[…] o públicos), etc. vitales para el funcionamiento del Sistema (podéis leer más sobre ello en “Intereses negativos y Darwin”). Por tanto, o se revierten los tipos a niveles más saludables pronto, o los daños sistémicos […]
Winter is coming… | ClusterFamilyOffice Blog 29/07/2016[…] o públicos), etc. vitales para el funcionamiento del Sistema (podéis leer más sobre ello en “Intereses negativos y Darwin”). Por tanto, o se revierten los tipos a niveles más saludables pronto, o los daños sistémicos […]
Winter Is Coming… - ChatNews 29/07/2016