El Corralito empieza hoy.
A estas horas de Jueves Santo los empleados de la banca chipriota habrán ya recibido instrucciones surrealistas para abrir las puertas de los bancos después de dos semanas de haber estado cerrados a cal y canto. Seis horas de apertura al público en las que no se van a poder realizar reintegros superiores a los 300 euros, no se podrán cobrar cheques ni realizar transferencias al extranjero superiores a 3.000′- €. Tampoco se podrán sacar del país físicamente, o sea que el bloqueo alcanza incluso a los previsores que guardaron su dinero en el colchón.
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Para los que piensen en liquidar alguno de sus bienes con el fin de conseguir dinero y poderlo mantener fuera del alcance confiscatorio europeo, se ha decretado también un corralito inmobiliario y de exportaciones. O sea, que quien venda suelo, inmuebles o realice cualquier tipo de exportación de servicios o mercancías, está obligado también a ingresar en el circuito bancario el importe resultante de esa transacción. Se ha establecido un periodo de una semana para ver cómo funcionan los controles impuestos, prorrogables de manera indefinida.
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A nadie se le debe escapar que estos bloqueos o corralitos pueden cambiar sus restricciones específicas próximamente (importes y tipos de transacciones), pero en su esencia se prolongarán muchos meses, quizá más allá de este 2013. O sea que la libre circulación de capitales no se volverá a ver en Chipre hasta dentro de muuucho tiempo, cuando el dinero bloqueado valga ya mucho menos. Es lo que tienen los corralitos, que la finalidad del bloqueo es la de robar valor a los activos bloqueados. Y eso se puede realizar o bien por una devaluación externa de la divisa (en cuyo caso Chipre saldría de la Eurozona y se reconvertirían los activos en una nueva moneda local), o bien por una confiscación directa del dinero de la población residente y no residente (rusos mayoritariamente), como es el caso. No se bloquea el dinero de todo un país para marear la perdiz, se bloquea para que el Estado o los bancos lo roben parcial o totalmente, de una forma u otra, con la complicidad o incluso la imposición del Eurogrupo y la CE en este caso.
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Por todo ello, el verdadero corralito empieza hoy, cuando los bancos volverán a abrir sus puertas manteniendo cerrado el sistema bancario chipriota. Y esta situación se prolongará hasta que el Estado y la UE decidan que han saqueado suficientemente el patrimonio de los incautos que depositaron su dinero en los bancos de Chipre. Y lo mismo cabe decir de lo que puede ocurrir en cualquier momento en la periferia de la Eurozona, en cuanto los Mercados se tensionen y desconfíen lo suficiente y los respectivos gobiernos se vean obligados (o no tan obligados en el caso de los más izquierdistas) a hacerlo.
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Otra incógnita que hasta hoy no se ha resuelto es si la confiscación alcanzará sólo a los depósitos y demás dinero asentado en el balance de los bancos (IPFs, estructurados, deuda junior y senior, acciones del propio banco, y otros productos financieros de la entidad), o si también se afectarán los activos fuera del balance bancario que simplemente se han depositado en las entidades chipriotas (acciones, fondos de inversión externos, etc.). La insolvencia de la banca no debería afectar legalmente a los activos externos a los balances bancarios, para los que las entidades financieras chipriotas actúan de meros depositantes. Pero la legalidad en todo este proceso brilla por su ausencia, y el Eurogrupo ha demostrado e inducido a una inseguridad jurídica en toda la Eurozona digna de la peor república bananera. Veremos pues en las próximas horas si se afectan no sólo los activos que hayan entrado en los balances de la banca chipriota, sino también cualquier activo que haya entrado simplemente por la puerta física o electrónica de su sistema bancario. Y es que no estamos ante un “simple” default bancario sino ante un default bancario y estatal tratado de contener por neuroburócratas y políticos ineptos y centroeuropeos.
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Hablando de ineptos, mientras comienza a caminar un corralito indefinido y contagioso en todo el Mediterráneo, algunos bancos españoles de primer órden lanzan notas circulares y desesperadas entre sus Clientes para evitar el éxodo legal y masivo de capitales hacia el extranjero. En esas notas podemos leer frases dignas de juzgado de guardia, por su falsedad y mala intención, como por ejemplo:
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Respecto de la posibilidad de que en España puedan darse las mismas circunstancias [que en Chipre], en BBVA Banca Privada lo rechazamos categóricamente, al haberse producido ya el rescate del sector financiero. En efecto, España cuenta actualmente con un sistema financiero saneado, gracias al rescate por parte del FROB de todas las entidades financieras con problemas de solvencia, por un montante de 40.000 millones de euros. Este rescate, junto con la creación de la SAREB (que ha servido para que los bancos nacionalizados se desprendan de sus activos problemáticos) y los dos Reales Decretos que han obligado a hacer un importante esfuerzo de provisionamiento a todo el sistema financiero español, garantizan en la actualidad un tejido bancario saneado y bien capitalizado. Es más, tener los depósitos en España, una vez que ha concluido el saneamiento del sistema financiero, es incluso más seguro que tenerlo en otros muchos países de la Unión Europea.
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Sin embargo la directora del FMI, Cristine Lagarde, advertía hace apenas un par de semanas de la debilidad de la banca española, excesivamente expuesta a la deuda soberana española y tenedora de una cantidad desmesurada de inmuebles. Lagarde hacía hincapié en la probabilidad alta de que ambos tipos de activos pierdan valor en el futuro, provocando así una necesidad adicional de recapitalización de la banca española. Y eso sin contar los efectos de huída de capitales que puede acarrear el corralito chipriota, que sería como desconectar la respiración artificial de un enfermo terminal y a la vez cortarle las venas. Tampoco debemos perder de vista que el discurso del FMI viene siendo desde los inicios de esta crisis, políticamente correcto y por tanto optimista y poco realista. Por ello las circulares como la del BBVA son de una bajeza moral kafkiana, que antepone los intereses comerciales de la entidad a la seguridad financiera de los ciudadanos. Una vez más la banca española prioriza criterios de venta, de supervivencia del negocio bancario, a la más elemental ética profesional y personal, pero esta vez en una situación ya muy extrema, lo cual les hace especialmente facinerosos.
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Como veis, la situación a la que nos arrastra el corralito chipriota es muy delicada para España e Italia. Las máscaras se han caído ya, y por fin se habla claramente. Los rescates serán pagados por el pueblo que tenga que ser rescatado. Y si para ello hay que bloquear, confiscar, reconvertir, fiscalizar y robar a los ciudadanos, no os quepa la menor duda que se tomarán las medidas oportunas para pseudo-legalizar estas acciones, como se está haciendo en Chipre. El dinero necesario se irá a buscar allá donde esté y haya suficiente. Primero los inversores en bancos, después sus depositantes y quizá todos sus Clientes, y en una primera fase sólo a nivel nacional. Con eso probablemente haya suficiente pero si no lo hubiera, porque el agujero fuese mayor y/o hubiera salido ya demasiado dinero del país, el siguiente paso sería la afectación de las cuentas en el extranjero cuyos titulares sean ciudadanos del país en cuestión. ¿Hay vida más allá? La hay, pero lamentablemente no para ahorradores de menos de 250.000′- €. Sólo la gestión de nuestro patrimonio desde bancos en el extranjero y cuya titularidad no sea una entidad jurídica española supone hoy en día una barrera suficientemente segura ante la voracidad confiscatoria de los países en apuros en confabulación con Bruselas. Estamos ante un escenario en el que de lo que se trata es de interponer el dinero de otros más ingenuos y menos previsores entre el confiscador y nuestro patrimonio. Que el dinero de otros más confiados y/o peor asesorados sea el que sacie las necesidades de capitalización de bancos y Estados. Porque cuando eso ocurra la ley y el órden (y por qué no, el crecimiento económico) volverán a sus cauces, pero por el camino se habrán quedado los patrimonios de la población que haya tomado menos medidas de seguridad. Tenemos ante nosotros un largo desierto minado en el que sobrevivir a la sed y el calor (crisis económica) no impide que muramos por haber pisado en el lugar equivocado (confiscación y corralitos).
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Al fin y al cabo la UE dará cobertura legal a cualquier saqueo que suponga mantener a flote a la periferia sin que afecte a los bolsillos de los países mas ricos. Técnicamente las restricciones que va a determinar la CE se denominan “medidas primordiales de interés público”, bajo lo cual todo vale, como por ejemplo: “…incluir días festivos para la banca, límites a la retirada de dinero en efectivo, la congelación de activos, la prohibición de cerrar depósitos a plazo fijo y de ejecutar ciertas órdenes de pago, restricciones al uso de tarjetas de crédito, de débito o de prepago y a otras operaciones bancarias, y a la ejecución de ciertas transacciones sujetas a la aprobación del Banco Central (ojo), así como otras medidas…”. La solidaridad se ha acabado. Ahora sólo nos queda la inseguridad jurídica de la mafia de la Eurozona, y nuestra propia miseria. El corralito no ha hecho más que empezar.