La Neurozona
Fuera máscaras. Las pelotas multinacionales de deuda apalancadas con mera confianza han dado paso a un atisbo -por el momento sólo eso- de cruda realidad. Y esa realidad no es otra que la negativa por parte del norte de Europa a seguir comprometiendo su dinero en los agujeros negros del sur y la periferia.
Algunos lo querrán justificar diciendo que ha sido un golpe de efecto por parte del Neurogrupo contra las bolsas impunes de dinero negro de la mafia rusa, otros simplemente lo achacarán a la negligencia del presidente Anastasiades en la forma de gestionar el enésimo rescate in extremis, con negociaciones en las madrugadas de lo que debía ser un corralito de fin de semana largo, y que puede durar meses. Pero no. Lo ocurrido en Chipre es un cambio radical respecto al mantra repetido hasta la saciedad por los todos dirigentes de la Neurozona desde el inicio de esta crisis, allá por el 2007. Un discurso machacón que siempre ha pretendido cuadrar el círculo del endeudamiento periférico con promesas de dinero que no existe.
De ese modo hemos visto como las facilidades de rescate y financiación, con sus rocambolescos nombres creados por neuroburócratas aspirantes a ingenieros financieros, se han dotado de cifras multibillonarias a base de simples promesas y apalancamientos de promesas. Y es que, dinero, lo que se dice dinero, jamás se ha puesto sobre la mesa por parte de los países del norte con economías solventes. A lo sumo cantidades menores que, aunque sean de agradecer, jamás han puesto ni pondrán en peligro la fortaleza de esas economías de la órbita alemana, ni sirven de absolutamente nada. Pero a pesar de ello, el discurso seguía siendo el mismo: Hay que confiar en los mecanismos de financiación extraordinaria que provee la UE porque son suficientes. Hasta el mismísimo Draghi dijo el pasado mes de Julio de 2012 que el BCE proveerá «lo que sea necesario», en un órdago de boquilla que pareció funcionar hasta que algún neuropirómano prendió fuego a Chipre hace poco más de una semana. Al fin y al cabo era una muerte anunciada hace casi 4 años: «El Titanic de la UEM«
Pero todo ha cambiado en los últimos días. El discurso del presidente del Eurogrupo, J. Dijsselbloem, y de la mismísima Merkel, que está a 3 meses de una precampaña larguísima y sangrienta, advierte de forma explícita que los habitantes de los países insolventes deberán asumir su deuda nacional de una forma u otra. Se acabó la fiesta de los rescates prometidos y las respiraciones artificiales con mecanismos dotados de meras promesas de dinero apalancadas. A partir de ahora, el dinero saldrá de quien lo tienen, y en primera linea de fuego estarán los más facilones, o sea los ahorradores nativos de cada país que esté al borde del abismo. Al fin y al cabo es menos injusto que paguen quienes se han arriesgado a ser bonistas, accionistas y/o depositantes de bancos que sólo siguen respirando gracias a la confianza ciega generalizada, y a las promesas apalancadas de los gobiernos locales y europeos.
En definitiva estamos ante una situación cruda, muy cruda, en la que mientras los Mercados toleren los endeudamientos y déficits de las cifras macro de la periferia, nadie moverá ficha. Pero en cuanto los inversores den la espalda a un país perférico (España o Italia están en el punto de mira) y éste precise de rescate, la Neurozona inducirá a los Estados para que echen mano impunemente del dinero de sus ciudadanos con el fin de rescatar a sus bancos y/o Estados con dinero autóctono, fresco e indefenso.
[…] con total impunidad se confiscan cuentas bancarias en un país dentro del propio seno de la “Neurozona“, o cómo se separan los huevos de la tortilla adjudicando las miserias de la deuda […]
Cuestión de prioridades 27/03/2013