La protección del patrimonio en el New Normal: «Debt Bomb»
En los tiempos que corren, cada vez resulta y resultará más difícil encontrar un refugio para nuestro dinero, y en definitiva para cualquier tipo de activo patrimonial. Las inversiones seguras del paradigma económico mundial del pasado, ya no existen. Qué fácil era para el inversor que deseaba seguridad, hace una década o dos, colocar los activos en renta fija o depósitos bancarios, con la única preocupación de que la inflación no se los comiese con patatas, ¿verdad?
En el Old Normal tan sólo se trataba de calcular el rendimiento necesario para crecer adecuadamente, ya que la mayoría de emisiones de bonos, depósitos y demás productos garantizados por bancos tenían una “solvencia” prácticamente asegurada. Es decir, que a vencimiento nadie se planteaba si la multinacional esta o aquella podría afrontar la devolución del principal de sus emisiones, porque en el caso de andar mal de liquidez podía reemitir más deuda para pagar emisiones vencidas e impulsar aún más la expansión de su negocio.
Y mucho menos se planteaba nadie si la deuda soberana podía o no hacer un default, o quita parcial al estilo griego. O si los depósitos y demás inversiones bancarias corrían o no riesgo de que la entidad hiciese fallida. ¿Cómo iba un Estado o un banco del mundo desarrollado a quebrar? ¿Acaso se trataba de una república bananera centroafricana? Los ratings eran considerados por la mayoría de inversores (y como dijimos en su momento, también por demasiados profesionales del sector) meros códigos indicativos de un rendimiento mayor o menor, pero no como determinantes de la solvencia de la inversión. Porque, salvo exóticas excepciones, toda la deuda y productos de renta bancarios eran solventes en un mundo desarrollado, robusto, creciente y dopado a demanda por un aumento de crédito que se creía infinito.
En cambio en este New Normal o nuevo paradigma financiero global, del que muchos no despertaron hasta la caída de Lehman Brothers, la preocupación de la mayoría de inversores conservadores ya no es la superación de la inflación, no. Ahora la gran pregunta del español de a pie es cómo sortear el campo de minas financiero.
Es decir, dónde meter el dinero… ¡simplemente para no perderlo!: Inmuebles españoles perdiendo valor hasta el infinito y más allá (el plazo políticamente correcto para el banco malo de 15 años debería ser un aviso a navegantes…); depósitos, cuentas corrientes remuneradas y demás garantizados y estructurados de todo tipo bancarios que tienen un altísimo riesgo de Banco y de país; y renta fija tradicional, soberana y corporativa de países desarrollados, con una saturación de endeudamiento que la hace insolvente e impagable en cuanto la pelota de deuda se pare o simplemente se estreche.
La última pelota de endeudamiento con avales y garantías salidas de la nada es la creación del mal llamado banco malo (os recomiendo el análisis clarividente de Guru Hucky titulado “Banco malo, de alfombra en alfombra y tiro porque me toca“).
Y este surrealismo financiero de deuda sobre deuda en un mundo desarrollado recesivo, hace que la renta fija se haya convertido por primera vez en la historia de Occidente en un activo de alto riesgo. Y debemos recordar aquí la abismal diferencia existente entre riesgo y volatilidad, ya que las pérdidas que produce un bono impagado a vencimiento son irrecuperables. Que se lo digan a los inversores argentinos de renta fija soberana, que una década después aún pierden el 70% de su inversión, mientras que su bolsa no sólo ha recuperado las pérdidas del corralito sino que ha ganado más de un 1000% en esos años.
Lo hemos advertido ya en anteriores artículos de hace un año, por activa y por pasiva: La Solvencia, ese preciado y cada vez más escaso tesoro que preservará nuestros patrimonios a lo largo del tiempo, ha abandonado la renta fija de países, empresas y productos garantizados por bancos desarrollados.
El inversor de este New Normal, debe asumir el concepto volatilidad a cambio de una mayor solvencia y seguridad. Y esta paradoja se está dando por primera vez en la economía moderna, ya que históricamente la alta volatilidad se ha asociado (erróneamente) a una menor seguridad, y viceversa.
Pero ¿adónde ha ido a parar la Solvencia si ya no la podemos encontrar en la renta fija ni productos garantizados por bancos de esta parte del mundo? Pues además de poder encontrar aún un muy buen y rentable refugio en la renta fija de países y empresas emergentes bien seleccionada, la solvencia se encuentra -siempre se ha encontrado- en la inversión en empresas con estas características:
Negocios sólidos, sin deuda, con ingresos y beneficios recurrentes, cuya actividad recaiga o se apoye en mercados con economías crecientes. Y sobre todo compradas a unos precios muy por debajo de su Valor. Obviamente la selección y valoración de estas inversiones es todo un arte, y debemos identificar a los mejores especialistas en la gestión de dichas inversiones: Los mejores gestores de fondos de inversión del mundo (de los cuales ya hablamos en “Los fondos de inversión y la madre que los parió“). Hoy encontramos ya a algunos de la talla de McLennan y otras primeras espadas, que proclaman que la buena selección de renta variable es la mejor forma de preservar el patrimonio en este New Normal.
En esas mejores manos, las inversiones podrán sufrir volatilidades típicas de las cotizaciones bursátiles. Pero a medio y largo plazo van a proporcionarnos el mejor refugio para evitar pérdidas permanentes en nuestros patrimonios
. A corto plazo dicha volatilidad puede generar pérdidas temporales, pero nada que no pueda corregir la creación de Valor de esos negocios, que se cotizará en precio adecuadamente con el paso de un par o tres de años.
De hecho, en CFO no contemplamos la inversión en ningún fondo que haya permanecido en negativo más allá de los 3 o 3,5 años en toda su historia, incluso en el periodo del crash de 2008. O dicho de otra forma, aquel inversor que en el colmo de la mala suerte hubiese invertido en estos fondos, en el peor momento (el día antes del crash), hace mucho tiempo que ya estaría en positivo y ganando dinero. Algunos fondos incluso recuperaron las pérdidas de 2008 en menos de un sólo año!
En definitiva, no sólo estas inversiones protegen de pérdidas irrecuperables, sino que generan unos rendimientos sostenidos a largo plazo de dos dígitos, convirtiéndolas de ese modo en el mejor refugio en este New Normal, en el que el valor de las dos principales divisas mundiales se está desintegrando ante nuestros propios ojos.
Sin embargo, la volatilidad que hay que asumir al invertir en renta variable impide que esa sea la receta universal para todos los inversores, debiendo combinar ese tipo de fondos con otros de la mejor renta fija emergente, inversiones relacionadas con las materias primas como metales preciosos consumibles, o energía (return to fundamentals o tangibles) y la inclusión de algún excelente fondo de retorno absoluto, no siempre de fácil acceso en determinadas circunstancias del inversor (entorno de fondos registrados en España, volúmenes, etc.), que hay que estudiar de forma específica.
No nos cansaremos de repetir que la clave está en saber seleccionar a los mejores gestores del mundo que superen sistemáticamente a sus índices de referencia. Y no nos engañemos, esta selección de artistas, es a su vez también un arte complejísimo:
Estudio concienzudo de sus cifras, carteras, decisiones y filosofía, entrevistas periódicas personales con dichos gestores, acopio de los volúmenes mínimos necesarios, plataformas y jurisdicciones regulatorias desde las que poder invertir en sus fondos, etc.). Y una vez realizada esa selección de forma óptima y diversificando todo el abanico de inversiones que complementen un asset allocation adecuado para cada Familia, tendremos vía libre para progresar adecuadamente superando siempre al mercado. Sólo así conseguiremos salvaguardar y multiplicar suficientemente el patrimonio a largo plazo.
El inversor que crea que lo peor de esta crisis ha pasado, no comprende la terrible realidad en la que estamos inmersos, y lo pagará muy caro si no dispone de la guía adecuada. Desgraciadamente el desierto empieza ahora, a pesar de que muchos ya estén muriendo de sed.
Pero para conllevar mejor lo que nos espera, aquí tenéis un divertido video subtitulado al español: “Debt Bomb”… Mejor reír que llorar, sobre todo si uno es capaz de atravesar el desierto con una buena brújula y suficientes provisiones.
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Cuando ganar dinero no basta. 21/10/2012