Warren Buffett, conceptos para marcar a fuego en el inversor. Capítulo 3: Carta a los accionistas 2018 de BRK.
Después del Capítulo 1: Endeudamiento y el Capítulo 2: Inversión, vamos con el Capítulo 3: Carta a los accionistas de Berkshire Hathaway 2018. Aquí os resumiremos algunas citas y frases con las que Warren Buffett y Charlie Munger deleitaron a los accionistas este año. Podéis leer la carta completa traducida por cortesía de nuestros amigos en la web de Value School.
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Sobre la recompra de acciones (autocartera) que viene realizando su compañía, Buffett y Munger dijeron lo siguiente:
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Para los accionistas que se queden (los que no vendan sus acciones), la ventaja es obvia: si el mercado valora la participación de un socio que abandona en, por ejemplo, 90 centavos por cada dólar, los accionistas que permanezcan obtienen un aumento en el valor intrínseco por acción con cada recompra por parte de la empresa. Obviamente, las recompras deben depender del precio: comprar ciegamente una acción sobrevalorada destruye valor, algo que muchos CEOs pasan por alto.
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Cuando una empresa dice que contempla hacer recompras, es vital que todos los accionistas reciban la información necesaria para hacer una estimación fundada del valor intrínseco. Proporcionar esa información es lo que Charlie y yo intentamos hacer en este informe. No queremos que un socio venda acciones a la compañía porque haya sido engañado o informado inadecuadamente.
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Y sobre la fiscalidad y su influencia determinante en la valoración de su holding, los maestros del Value Investing hicieron comentarios que no tienen desperdicio:
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Comencemos con una realidad económica: nos guste o no, el gobierno de los Estados Unidos «posee» una participación en los beneficios de Berkshire de un tamaño que viene determinado por el Congreso. En efecto, el Departamento del Tesoro de nuestro país posee una clase especial de nuestras acciones (algo así como la clase de acciones AA), que recibe grandes «dividendos» (o impuestos) de parte de Berkshire. En 2017, como en muchos años anteriores, la tasa impositiva corporativa era del 35%, lo que significaba que en el Tesoro estaban muy contentos con sus acciones AA. De hecho, las «acciones» del Tesoro, que no pagaban «dividendo» cuando asumimos el control en 1965, se han convertido en una posición que suministra miles de millones de dólares anuales al gobierno federal.
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El año pasado, sin embargo, el 40% de la «propiedad» del gobierno (14/35) fue devuelta a Berkshire cuando la tasa del impuesto corporativo se redujo al 21%. En consecuencia, nuestros accionistas «A» y «B» recibieron una gran subida en el bene cio atribuible a sus acciones.
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Este hecho incrementó sustancialmente el valor intrínseco de las acciones de Berkshire que usted y yo poseemos. Además, esto también aumentó el valor intrínseco de casi todas las acciones que Berkshire posee.
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Los benefcios fiscales obtenidos por nuestro gran negocio de servicios públicos se transfirieron a los clientes. Mientras tanto, la tasa impositiva aplicable a los cuantiosos dividendos que recibimos de negocios nacionales apenas se modificó ligeramente, cerca de un 13%. (Esta tasa más baja lleva siendo lógica durante mucho tiempo porque sus participadas ya pagan impuestos sobre el beneficio que posteriormente reparten a la matriz). En general, las nuevas leyes han hecho que las empresas y acciones que poseemos sean considerablemente más valiosas.
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No obstante, el agradecimiento hacia los EE.UU. es absoluto, ya que sin el dinamismo y crecimiento de su economía, jamás habría podido amasar semejante fortuna. Cuando los alemanes durante la guerra auguraban el éxito de sus tropas, los norteamericanos confiaban en que sus hijos y herederos econtrarían un mundo mejor. La formación de las siguientes generaciones ha sido una de las claves del éxito de los EE.UU. para liderar la economía mundial durante el último siglo (recordemos lo que decía el economista Gay de Liébana respecto a la conveniencia formar a nuestros hijos en universidades norteamericanas y los costes asequibles que podemos encontrar con el asesoramiento adecuado).
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Hablando de las trampas contables que realizan algunos directivos de manera costumbrista, Buffett dijo:
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A lo largo de los años, Charlie y yo hemos visto todo tipo de malas prácticas corporativas, tanto contables como operativas, inducidas por el deseo de los directivos de cumplir con las expectativas de Wall Street. Lo que comienza como una mentira «inocente» para no decepcionar a los analistas (como, por ejemplo, «forzar» ventas a nal del trimestre, hacer la vista gorda ante pérdidas de seguros o retirar bene cios de nuestra «hucha»), en realidad puede ser el paso previo al fraude total. Puede que la intención del CEO sea jugar con las cuentas «solo por esta vez», pero es raro que solo sea una vez. Y si está bien que el jefe haga alguna trampilla, es fácil que sus subordinados adopten comportamientos similares.
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Sobre la necesidad de que BRK tenga músculo financiero y de los riesgos de las empresas que necesitan financiarse, Buffett y Munger soltaron la siguiente perla:
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La ecuación de la ruleta rusa (normalmente ganas, a veces te mueres), puede tener sentido desde el punto de vista financiero para alguien que se benefcia de las buenas noticias de una empresa, pero que no sufre las malas. Esta estrategia sería una locura para Berkshire; las personas sensatas no arriesgan lo que tienen y necesitan por lo que no tienen y no necesitan.
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Buffett reconoció que su fortuna se ha creado casi exclusivamente gracias al crecimiento y liderazgo económico de los EE.UU. Pero también que el centro económico del planeta se desplaza hacia determinados países emergentes, puesto que en los próximos años el crecimiento unido a la madurez de los Mercados dejará de ser una exclusividad de la economía norteamericana (aquí cabe recordar las directrices de inversión que nos daba Mark Mobius hace unas semanas):
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También hay otros países alrededor del mundo con futuros brillantes. Debemos alegrarnos de esto: los estadounidenses seremos más prósperos y estaremos más seguros si todas las naciones prosperan. En Berkshire esperamos invertir grandes sumas fuera de nuestras fronteras.
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Para acabar os dejamos con un pupurrí de frases y bromas que se pueden leer en la misiva a su accionistas:
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- Abraham Lincoln una vez planteó la pregunta: «si llamas pata a la cola de un perro, ¿cuántas patas tiene?». Y luego respondió a su propia pregunta: «cuatro, porque llamar pata a una cola no la convierte en una». Lincoln habría sido un incomprendido en Wall Street (allí habrían discutido si el perro tiene una o cinco).
- Incluso a nuestros 88 y 95 años de edad (yo soy el joven), esa esperanza (de realizar una adquisición) es lo que hace que mi corazón y el de Charlie se aceleren. (El mero hecho de escribir sobre la posibilidad de una gran compra ha hecho que mi pulso se dispare).
- Mi previsión de comprar más acciones no es una recomendación sobre qué hará el mercado. Charlie y yo no tenemos ni idea de cómo se comportarán las acciones la próxima semana o el próximo año. Nunca hemos tenido interés en hacer este tipo de predicciones. Nuestro foco, más bien, está puesto en calcular si una parte de un buen negocio vale más de lo que señala el precio de mercado.
- Olvídense: sería una tontería vender cualquiera de nuestras maravillosas compañías, incluso si la venta estuviese exenta de impuestos. Las buenas empresas son extremadamente difíciles de encontrar. Vender un negocio que tienes la suerte de poseer, no tiene ningún sentido.
- A día de hoy, Charlie y yo no tenemos ningún interés en unirnos a ese grupo (gente que desinvierte). Quizás nos convirtamos en derrochadores cuando lleguemos a nuestra vejez.
- Sin embargo, algunos vendedores pueden discrepar con nuestro cálculo del valor y otros pueden haber encontrado inversiones que consideran más atractivas que las acciones de Berkshire. Parte de este segundo grupo tendrá razón: hay, sin duda, muchas acciones que ofrecerán rentabilidades muy superiores a las nuestras.
- Ocurrirá una gran catástrofe que ridiculizará a los huracanes Katrina y Michael, quizás mañana o tal vez dentro de décadas. «El gran error» podrá provenir de una fuente tradicional, como un huracán o un terremoto, o puede ser una sorpresa total que involucre, digamos, un ciberataque que tenga consecuencias desastrosas que las aseguradoras no contemplan ahora. Cuando ocurra tal catástrofe, haremos frente a nuestra parte de las pérdidas y serán grandes, muy grandes. Sin embargo, a diferencia de muchas otras aseguradoras, buscaremos adquirir negocios al día siguiente.
- A finales de 1995, después de que Tony hubiera revitalizado GEICO, Berkshire hizo una oferta para comprar el 50% restante de la compañía por 2,3 mil millones de dólares, aproximadamente 50 veces lo que pagamos por la primera mitad (¡y la gente dice que soy un tacaño!).
- Christopher Wren, arquitecto de la catedral de San Pablo, está enterrado dentro de esta iglesia londinense. En su tumbra encontramos estas palabras (traducidas del latín): «si buscas mi monumento, mira a tu alrededor». Los escépticos en lo referente a la economía estadounidense deberían prestar atención a este mensaje.
- Durante 54 años, Charlie y yo hemos amado nuestros trabajos. Diariamente, hacemos lo que nos parece interesante, trabajando con personas que nos gustan y en las que confiamos. Y ahora nuestra nueva estructura de gestión ha hecho que nuestras vidas sean aún más placenteras.
- Contando con todo el conjunto, es decir, con Ajit y Greg al cargo de las operaciones, una buena cartera de negocios, una generación de «flujo» de efectivo como la de las Cataratas del Niágara, un equipo de gerentes talentosos y una cultura empresarial sólida, su compañía está en buena forma para lo que sea que nos depare el futuro.
- La mitad de la propiedad de GEICO le costó a Berkshire 47 millones de dólares, aproximadamente lo que le costaría hoy en día un apartamento lujoso en Nueva York.