Tanto tienes, tanto vales… o no.
Que una empresa, por grande e influyente que sea, incurra en fallida técnica por una caída en la valoración de sus activos, es un drama sostenible, ya que al fin y al cabo «sólo» se lleva por delante puestos de trabajo. Pero que lo haga un gran banco, no sólo deja en la calle a sus empleados sino que arrastra consigo a otros bancos interconectados en el castillo de naipes financiero. Además, esas fallidas técnicas dinamitan la confianza dentro y fuera del escenario bancario, imposibilitando así la continuidad de todo el Sistema.
Hace ya un año que explicamos en este artículo la receta de Paul Craig Roberts para poner fin a la entonces llamada crisis de crédito subprime. Simple y al mismo tiempo tan efectiva y peligrosa como queramos creer. Valorar activos a precio de mercado deseado, soluciona virtualmente los problemas de escenarios como el actual. En cambio, si lo hacemos a precios de mercado real, la cascada de quiebras es tan extensa y afecta a entidades tan vitales, como las que componen el core del sistema bancario, que se puede llevar por delante el mismísimo Sistema Capitalista. Pero cuidado, este camino virtual nos aleja del real, quizá para no volver durante generaciones.
Los peligros de abandonar los precios de mercado reales en tiempos convulsos son obvios y muy graves. Y por eso hasta hoy se ha evitado valorar los activos a un precio superior al que arroja el mercado. Se ha optado por mantener el rigor contable, el criterio de prudencia y el mark-to-market. Se ha optado por intervenir y/o rescatar a base de ingentes inyecciones de dinero que equilibren los balances de aquellos cuya desaparición sea inaceptable y peligrosa. Pero ¿qué ocurre si los mercados siguen cayendo y los valores contables M2M de los activos hacen insuficientes incluso los bailouts más ecandalosos de la historia? Pues que habrá que revisar y tolerar algunas excepciones en el criterio de valoración: El pasado día 10 de Marzo, Ben Bernanke dijo que se deberían revisar las prácticas regulatorias y los principios contables para evitar que induzcan excesivas oscilaciones en el sistema financiero y en la economía. Y recordemos que Bernanke fue uno de los opositores a la suspensión de los criterios M2M o MTM, pero ahora está dispuesto a «mejorarlos» y a generar nuevas formas razonables de valoración de activos que disminuyan los efectos nocivos que retroalimentan la iliquidez del mercado. O sea, que en pocas palabras, es un «no pero quizá sí» que se plantea abrir la veda excepcionalmente y de forma muy controlada (esperemos). Allá donde no pueda llegar un bailout vital, se equilibrará el balance a martillazos.
¿Es una buena solución? Desde luego que no. Pero como desde hace ya año y medio que no estamos para exigir nada quizá vuelva a ser un mal menor, como por ejemplo la socialización de pérdidas o la nacionalización parcial del sistema financiero (y paradójicamente no nos referimos a la última bravuconada de Chávez). Esa permisividad será puro oxígeno para muchos macro-balances que están condenados a quiebra salvo que el milagro se produzca. Pero supone iniciar un camino peligrosísimo, aunque ya conocido desde 1938, cuando Franklin Delano Roosevelt suspendió el susodicho criterio de valoración. En 2007 se reinstauró el M2M con motivo del escándalo Enron, que priorizó el criterio de transparencia sobre el de rigor. Nadie imaginó que podía suceder lo que hemos visto en estos dos años, y que hoy em M2M podría asfixiar el Sistema. ¿Acaso no son también peligrosísismos los bailouts a las costillas de todos?
Aquí tenéis una «lección de historia del mark-to-market» del blog Alphaville de Financial Times. Lo más lamentable es que se esté haciendo un uso político del debate sobre la conveniencia o inconveniencia del mantenimiento del M2M, en unos momentos tan delicados para el mundo como los actuales.
Personalmente se me hace difícil adivinar cómo valorarán los inversores una empresa a la que se le haya permitido contabilizar sus activos en sus balances obviando su valor de mercado. Pero como ya hemos dicho, quizá estemos en una situación tan delicada que éste vuelva a ser un mal menor. Bien pensado, si nacionalizamos bancos, rescatamos Estados y los bancos centrales compran deuda, ¿por qué demonios vamos a escandalizarnos si los balances no se ajustan al precio de mercado? Al fin y al cabo, pocas verdades absolutas nos quedan ya del mundo que conocíamos.
Podemos verlo todo, podemos aceptarlo todo, podemos creerlo todo. Pero jamás volveremos a ser los mismos. Hubo un antes y habrá un después de esta Gran Depresión global, aunque a muchos sólo les preocupe la mayor o menor profundidad de los gráficos de bolsa respecto a los charts históricos del s. XX.
Un gran post. Yendo un poco más al fondo, eso del "camino virtual" es al final la variante en jerga económica del "doble lenguaje" de Huxley y del Socialismo "real".El triunfo total de Humpaty Dumpty* y la destrucción del lenguaje.* "La cuestión, querida Alicia, no es lo que puedan significar las palabras, sino saber quién manda."
Dhavar 24/03/2009Dhavar, yo añadiría que estamos en una situación tan difícil que necesitamos un doble lenguaje para intentar salir de esta. Por primera vez y sin que sirva de precedente, el doble lenguaje puede evitar males mayores. Ni siquiera podemos permitirnos ser rigurosos porque hemos llegado demasiado lejos en el camino equivocado, y el rigor sería nuestra ejecución como sistema. Quizá algunos dirán que necesitamos morir para resurgir de las cenizas, pero mi instinto de supervivencia me impide no luchar por sobrevivir en el único sistema que hemos conocido.Gran comentario Dhavar.Salud y €.
Gurús Mundi 24/03/2009Sí, las transiciones a lo Ave Fénix se ven bien en la historia, donde no percibes lo atroces que fueron esas transiciones ( de 20, 50 o más años), y que en la distancia parecen un soplo hacia un nuevo estado de cosas.
Dhavar 24/03/2009