Que paguen Pecadores por Justos.
EE.UU. es el país donde «todo es posible», para lo bueno y para lo malo. Y dentro de lo bueno hemos visto como todo un gigante como Citi se ha visto obligado a recomprar miles de millones de producto ilíquido hoy en manos de sus clientes y exclientes, a quienes vendió la moto. Ejemplo a seguir, a pesar de que sólo ha sido posible después de varias demandas, amenazas y mano dura desde los organismos oficiales correspondientes. Pero ejemplar sin duda.
Algunos pensaréis: ¿Qué culpa tiene Citi de que nos haya sobrevenido una crisis de crédito que se ha llevado por delante la liquidez y la solvencia de infinidad de instrumentos financieros? La respuesta es que, al igual que hizo UBS, dichas ventas se produjeron masivamente cuando la entidad ya era consciente de que estaba colocando unos instrumentos que quemaban en los balances del banco. Incluso con ventas insiders de las cúpulas directivas que se quitaron el muerto de encima antes que nadie sin importarles los daños que sufrirían sus clientes y compradores. Pero aún en el supuesto irreal de que estas entidades no hubieran sido conscientes de los problemas de dichas titulizaciones, no deja de ser una mala praxis. Su incompetencia no puede perjudicar masivamente a los clientes que han confiado en su asesoramiento, y se les debe compensar aunque sea gracias a la presión judicial. Algo parecido a lo que ocurre con una negligencia médica aunque el error se involuntario. Que se vendan instrumentos basados en deudas subprime pasados por la ingeniería de la titulización como líquidos, seguros y casi equivalentes a dinero en efectivo, es una responsabilidad que debe depurarse en la contabilidad del banco y no en la del cliente. Afortunadamente parece que la lista de entidades que se verán obligadas a compensar sus abusos se completará con UBS y Merrill Lynch, de momento… ¿Veremos en esa lista algún día un banco europeo presionado por estamentos europeos? Me temo que no.
Es una vieja historia lamentablemente conocida. Ya en tiempos de la crisis de la deuda argentina nos vimos obligados por compromisos diversos a intervenir ante bancos para defender los intereses de desvalidos ahorradores que hasta la fecha sólo habían confiado en su gestor bancario personal. Hemos visto cómo habían vendido deuda argentina pre-corralito apalancando los ahorros de toda una vida de viudas y jubilados. Los argumentos del banco se limitaron en ese entonces a frases del estilo de: «Quién iba a decir que Argentina tendría estos problemas de liquidez. Jamás habíamos visto nada igual» y otras memeces por el estilo. Los bancos se limitan a vender cuanto pueden, sin importarles si el comprador es un inversor informado o una viuda que confía ciegamente en el empleado de corbata tan apuesto, que se sienta según se entra en la oficina a la derecha. Y mucho menos les importa si están arriesgando el ahorro de toda una vida de su difunto esposo o los ingresos recurrentes de un rentista acomodado. Ah, y el último grito en información al cliente (MIFID), no sirve más que para proteger a la entidad de posibles demandas de clientes y no al revés, tal y como bien dijo Echevarri en su día.
Es cierto que entre los que serán recomprados habrán algunos bien informados que sabían a lo que se arriesgaban, al igual que un fumador debe saber el riesgo que corre con sus cigarrillos. Pero la persona que debe velar por su salud, o sea su médico, jamás deberá decirle que fumar no va a perjudicarle o incluso que va a mejorar su estado general, máxime si goza de su absoluta , ciega y exclusiva confianza, como es habitual. Ante una afectación futura, desde mi punto de vista, cabe la reclamación de responsabilidades, con el agravante de que en el caso del médico/fumador, la compensación económica no basta.
Que paguen Pecadores por Justos por una puñetera vez en la vida. Pero esa depuración de responsabilidades que se hará en EE.UU., de momento, sólo es posible en el país donde todo es posible. Mientras tanto, aquí los afectados por ventas domésticas de productos similares se tendrán que conformar con un cabreo que les hará cambiar de gestor o, a lo sumo de entidad. Lo malo es que después de cada carnicería bancaria, el peso del cliente en la nueva entidad será menor y por tanto las «buenas oportunidades de inversión» se las ofrecerán a los clientes preferentes. Que pena.
Pedirle a un empleado de una entidad financiera vendedora de productos que sea un buen asesor para sus clientes, es como pedirle al Lobo Feroz que dé la cena a los Tres Cerditos, los acueste y les cuente un cuento antes de dormir. Ah… y en la mayoría de casos los Cerditos ni siquiera habrían sido capaces de hacerse una casita de paja, pero se niegan a pagarse un Canguro profesional porque el Lobo no les cobra…
Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.
Joan Baez.
Desafortunadamente me siento identificado con algunos de los comentarios que plantean en el articulo, aunque en la medida en que puedo , trabajando como Gestor Personal en una de las grandes Entidades Financieras, trato de mantener mi independencia y hacer mi labor lo más adecuadamente posible dadas las circunstancias.Sólo quería, además de comentar lo dicho, agradeceros vuestra dedicación y por publicar vuestros tan enriquecedres puntos de vista, que hacen que jovenes profesionales como yo, ampliemos nuestros conocimientos y nuestra capacidad crítica, tan importante actualmente.Un saludoJorge Romerojorge290882@hotmail.com
Anonymous 11/08/2008