La trinchera del depósito bancario.
Sin embargo, el inversor medio, y ahora nos referimos al que dispone de entre medio y dos millones de euros de patrimonio total incluyendo inmuebles y empresas, está siendo el segmento más afectado de la actual crisis económica. Al menos eso venimos detectando a través de las consultas que recibimos en este blog, y también por los contactos con potenciales clientes de nuestro family office que estamos atendiendo desde antes de Navidad y sobre todo desde principios de este 2008.
Efectivamente, esta crisis de crédito ha mutilado inesperadamente el patrimonio de los que ya utilizaban para blindar buena parte de sus activos productos de inversión más sofisticados como fondos de RF, mixta o alternativa, o estructurados de todo tipo, por poner sólo algunos ejemplos. Productos financieros elaborados por financos con subyacentes a menudo vinculados de una u otra forma a titulizaciones de deuda y renta fija con ratings astronómicos. En estos casos, el espíritu y la intención inversora no era otra que la renuncia a plusvalías cuantiosas a cambio de un blindaje significativo del principal. El resultado de estas inversiones en los últimos meses ha sido desastroso a tenor de los feedbacks que recibimos vía blog y atención de nuevos clientes. Pero no sólo en porcentaje de pérdidas sino también en el daño patrimonial que han supuesto para sus propietarios. Las pérdidas en inversiones de renta fija o conservadoras no estaban en el guión de los activos aparentemente resguardados de todo riesgo para estos inversores medios. Y a pesar de que muchas se recuperarán con el tiempo, la reacción natural de muchos que han visto mermar aquello que no podían arriesgar es, lamentable pero comprensiblemente, la realización de pérdidas y atrincheramiento en depósito bancario. Comprensible pero no siempre conveniente.
Efectivamente, la actual crisis de crédito está llevando a muchos inversores que quisieron blindar su patrimonio, a deshacer posiciones perdedoras de renta fija para cobijarse en depósito bancario. ¡Considerando un mal menor la tributación inmediata por dividendos (sic)! Pero aunque sea difícil de entender en estos amargos momentos de pérdidas inauditas, hay vida más allá de la crisis de crédito y hay vida más allá de los fondos mixtos y monetarios perdedores o congeladores de dinero. Siguiendo con la estrategia de buscar oportunidades en épocas de crisis, actualmente podemos encontrar instrumentos de inversión en deuda corporativa no financiera con yields muy interesantes. El spread de crédito sufrido por algunas compañías debido a la falta de confianza del mercado actual y a la sequedad del mismo, supone una oportunidad de inversión a 5 o 10 años vista del vencimiento de algunas emisiones.
Las pérdidas en inversiones que nunca fueron planificadas para poner en riesgo partes vitales de un patrimonio, han hecho mucho daño a sus propietarios, y recibimos muchas consultas desesperadas al respecto. Es cierto que la actual crisis de crédito ha sido un verdadero Black Swan , pero también es cierto que en los últimos tiempos la clasificación de riesgo de los productos financieros era irreverente. Se encasquetaban (y se siguen encasquetando) productos financieros con porcentajes de RV radical (mercados emergentes) superiores al 30% como «mixtos conservadores». También hemos atendido consultas desesperadas de carteras con RFhigh yields y emergentes como parte del blindaje de sus patrimonios. Paradójicamente, la mayoría de problemas los estamos viendo en titulizaciones hipotecarias diversas (indescifrables para el mismísimo gestor/vendedor del mismo) que debían consolidar no sólo el principal sino también unas rentas que hoy se han visto muy mermadas, con la consiguiente problemática familiar que eso conlleva.
En definitiva, volatilidades de productos financieros de RF que superan algunas de RV y que han puesto patas arriba infinidad de estrategias patrimoniales temerarias y algunas más prudentes. Estrategias que fueron diseñadas bajo el interés exclusivo de las entidades bancarias y financieras de confianza de los clientes, que hoy buscan desesperadamente diagnóstico y terapia patrimonial a través de las consultas y entrevistas. No siempre tenemos el remedio milagroso, en absoluto. Como dijo un neumólogo a un amigo mio, fumador empedernido que dejó de fumar hace cinco años: «El mal ya está hecho». Algunos patrimonios tardarán muchos años en compensar el daño recibido en estos últimos 9 meses.
Asumamos, pues la nueva situación patrimonial, adaptémonos a la nueva realidad de esta crisis y planifiquemos el futuro aprendiendo de los errores del pasado más reciente. No caigamos en el común error de deambular patrimonialmente con bandazos estratégicos que nos impiden encontrar las oportunidades que toda crisis nos ofrece. Sólo así conseguiremos enderezar nuestro rumbo financiero al menos hasta que suframos otro Black Swan. Afortunadamente los cisnes casi siempre son blancos y debemos saber movernos correctamente entre ellos.