La política se fue de vacaciones
Plácido mes de agosto están teniendo los Mercados hasta el momento. Y probablemente eso sea debido a la ausencia de interferencias políticas en las cotizaciones. Los problemas de la Eurozona siguen ahí y son los mismos, aunque agravados por el implacable paso del tiempo, pero parecen aparcados temporalmente. Y es que los generadores de problemas, es decir la clase política del Babel de la UE y sus euroburócratas, están de vacaciones. Y eso se nota.
Porque a pesar de todos los problemas intrínsecos de la Eurozona, lo que más le duele a Mr. Market es la inoperancia y la capacidad de los políticos de anteponer sus intereses a los de Europa. Sus nacionalismos, sus electoralismos, sus incapacidades y falta de formación financiera son algunas de las características comunes de la clase política que presuntamente debe resolver los problemas de la Eurozona. Y así vamos. Por eso, cuando toda esta banda de ineptos y corruptos se larga de vacaciones, los Mercados se toman un respiro porque las valoraciones son muy bajas. Los precios de la periferia europea están castigados por la política desde hace ya años, y en cuanto ésta se despista las aguas vuelven a sus cauces de valoraciones más razonables (y no estamos hablando de valores financieros sino de industrias ligadas a la economía real).
¿Significa esto que sin políticos las bolsas subirían y los problemas tenderían a resolverse? Desgraciadamente no es tan fácil. La Política en mayúsculas es necesaria, pero hace décadas que esa mayúscula desapareció del mapa y tan sólo vemos mediocridad y necedad entre los dirigentes europeos. Algo tan vital para hacer más Europa, como la cesión de soberanía, es el caballo de batalla en estos momentos, tal y como ya advertimos en “Soberanía: La clave de la salvación o el desahucio“. Y la bajeza política está impidiendo esa cesión definitiva de soberanía en favor de una Europa más soberana. El nacionalismo estatal y el electoralismo más cruel, lo impiden. Por eso la política se enfrenta a un callejón, en el que no quieren encontrar la salida, exigiendo lo imposible, o sea dinero infinito alemán a cambio de promesas de ajustes.
Creemos ademas que se está perdiendo una oportunidad de oro, porque si la situación económica de la periferia se sigue deteriorando de forma irreversible, llegará un punto en que Alemania ya no aceptará pagar la factura a cambio de soberanía. Simplemente las pérdidas a asumir para mantener la Eurozona pueden equipararse peligrosamente a las que debería asumir prescindiendo de ella y volviendo al Marco alemán. Y si llegamos a ese punto de no retorno habremos perdido la locomotora alemana para siempre. Y nos quedará un tren europeo con muchos vagones de cola, que habrá perdido la alta velocidad y se habrá convertido de nuevo en un cercanías. Un tren de cercanías muy soberano, por cierto.
Como decíamos, por el momento la política en minúsculas está dando un respiro a los Mercados. Y eso, aunque no resuelva nada, al menos nos permite coger aire para aguantar mejor la respiración en este otoño que se nos viene encima, cuando los políticos bronceados pretendan de nuevo ganarse el sueldo.