Estrategias para los que han sufrido. «Distressed Wealth Strategies».
Siguiendo con los anglicismos inducidos por el americano mundo del Family Office, a estos patrimonios perjudicados por la crisis los llamamos «distressed wealth«, y necesitan un cambio de rumbo sustancial en su management para conseguir resultados positivos, pero sólo en la dirección correcta. Algunas carteras y fortunas en general llegan con estrategias claras y definidas que simplemente no han sido las adecuadas en el presente escenario de crisis.
Pero a menudo llegan a nosotros después de diversos cambios contradictorios de estrategias que sólo son bandazos sin criterio donde los activos van mermando indefectiblemente después de cada volantazo de escarmiento. La consecuencia habitual de estos bandazos de «pierdoaquimevoyallá» es la desconfianza absoluta del inversor en cualquier tipo de estrategia, que suelen acabar atemorizados bajo un depósito bancario, que con suerte sólo conseguirá minimizar los efectos de la inflación. Por las consultas y las entrevistas con nuevos clientes que efectuamos, podemos asegurar que éstos son casos habituales hoy en día, sin embargo las oportunidades son como los amaneceres, si uno espera demasiado se los pierde.
Por lo tanto después de haber sufrido pérdidas a causa de estrategias que venían siguiendo antes de la crisis y que ahora resultan dañinas, nuestros principales objetivos deben ser 2:
- La preservación del capital para evitar que las pérdidas puedan seguir produciéndose (este simple objetivo, evidentemente lo lograremos con el mero depósito bancario, por ejemplo, pero no sería compatible con el objetivo nº 2).
- La potencial consecución de rendimientos elevados que nos compensen de las pérdidas sufridas hasta hoy.
Estos dos objetivos que resultan tan obvios para todo el mundo, dejan de serlo cuando queremos ponerlos en práctica. Ahí ya van a intervenir multitud de variables como por ejemplo: La tipología de inversión fracasada anterior, la variedad de activos patrimoniales (no sólo los financieros), el nivel de afligimiento o de distress que se haya acumulado en el patrimonio en cuestión, la propia idiosincrasia del potencial cliente, la proporción existente y la deseada entre activos financieros inmobiliarios y corporativos, el contenido específico de su PGR de nueva creación y/o de su última evolución, las necesidades de recuperación y crecimiento futuras, etc, etc, etc…
No obstante, cualquier estrategia que diseñemos para un distressed wealth debe cumplir rigurosamente los dos objetivos principales señalados anteriormente. Por poner un ejemplo, y dependiendo mucho del caso en concreto, una inversión financiera que garantizará el principal a medio o largo plazo y que además situará al Cliente en posición de aprovechar rendimientos y potenciales plusvalías inmobiliarias en un entorno US$, cumplirá perfectamente con las dos premisas enumeradas. Obviamente conjuntamente con el Cliente o potencial Cliente diseñaremos muchas otras. El tiempo dirá cuáles serán las que funcionarán mejor, pero todas ellas preservarán el capital principal al mismo tiempo que permitirán al propietario de la fortuna beneficiarse de rendimientos y plusvalías colaterales. Misión cumplida y estratégicamente impecable.
Estas estrategias son específicas para distressed wealth, pero también pueden formar parte de los plateamientos a seguir para patrimonios cuya gestión haya sido la correcta y que se hayan adaptado hábil y ágilmente al escenario de crisis actual. Es decir, también puede ser una estrategia complementaria a las que hoy en día resulten exitosas, puesto que inversiones de este tipo no perjudicarán las estructuras de ninguna cartera sino todo lo contrario.
El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia.