In «ladrillo» we trust.
Algunos ya emigraron hace unos años a países como por ejemplo Bulgaria, Rumanía o Marruecos en busca de los pelotazos a los que estaban acostumbrados. Otros lo han hecho recientemente y a destiempo ya que, como en la bolsa, el último euro lo deben ganar otros. No obstante los más avispados han rizado el rizo intracomunitario en Malta con excelentes resultados. En definitiva especuladores, bolsillos llenos e incluso pequeños inversores en busca de ciclos inmobiliarios alcistas, que acompañen en el tiempo al despertar de países con economías incipientes, que se incorporan a la todopoderosa UE (o también llamada pardillo pokeriano).
Como bien nos explica Echevarri, la rentabilización vía alquileres en España está endémicamente descuidada. Y esto nos empuja aún más al abismo de la inversión inmobiliaria en países en vías de quiénsabequé.
Pero ante este panorama desmotivador para los que no conciben su progresión patrimonial sin cemento y ladrillo, se ha abierto un viejo-nuevo mundo y brillante paraíso. ¿Por qué no dejan de mirar hacia el este y comienzan a mirar hacia el oeste?
Allí hay de todo: Países desarrollados, países en vías de desarrollo e incluso también países en vías de quiénsabequé. Y todo ello bajo un denominador común maravilloso llamado US $. Efectivamente, con el euro a dolar y medio cualquier inversión en casi todo el continente americano es una auténtica ganga. Tan sólo hay que escoger según nuestras preferencias de inversión: Inmuebles primes en pleno Manhattan, resorts al más puro estilo Marina d’Or en Florida, el México más turístico, centroamérica, Caribe, Brasil, Punta del Este (Uruguay), Argentina, etc, etc, etc. Tan sólo faltaría que la familia Castro se apuntara a la fiesta del Euro y que pronto La Habana se convirtiera en un pequeño Shanghai a 90 millas de Miami.
En definitiva una verdadera borrachera de inversión inmobiliaria a dólar y medio por euro. ¿Habrá quien siga prefiriendo chapurrear Húngaro o Rumano antes que conquistar las Américas con un perfecto Espanglish?
Me viene a la memoria aquella película en blanco y negro titulada Bienvenido Mr. Marshall con aquella entrañable cancioncita: «Os recibimooos americanos con alegríaaa«. Pero bien pensado el aterrizaje de inversión europea en América es sólo especulativo y sin el ánimo reconstructivo que tuvo el Plan Marshall, aunque buena falta le haría de Chihuahua para abajo.
En fin, siempre servirá para calmar el mono de inmuebles de los inversores españoles y europeos. Con un euro a dólar y medio, vuelve a cobrar sentido la definición de Nuevo Mundo. Esperemos que no acabe como el Salvaje Oeste. Ni que dentro de unos años Europa vuelva a necesitar un Plan Marshall para reconstruir las consecuencias de los excesos del Euro. Por el momento, como dirían los integristas inmobiliarios: God bless America, in «ladrillo» we trust.