La Fiesta del Trabajo. O cuando el trabajo es algo festivo.
Sin duda el sindicalismo ha moldeado la naturaleza del capitalismo más feroz y purista. De hecho muchos economistas consideran el actual capitalismo globalizado un híbrido entre el socialismo/comunismo fracasado en la segunda mitad del s. XX y el ultra-capitalismo promulgado a principios del siglo pasado. El capitalismo de nuestros abuelos se habría escandalizado ante el intervencionismo estatal en las economías modernas occidentales; y también ante los acuerdos sociales que consiguen año tras año los sindicatos modernos.
Pero el espíritu trabajador y la lucha obrera en pos de la consecución de derechos frente a la patronal, a pesar de ser un fenómeno que se da de forma muy parecida en casi en todo el planeta, tiene excepciones muy significativas. Entre ellas encontraremos el comportamiento de la relación trabajador-patronal que se da en los países en los que todavía se mantienen regímenes totalitarios o pseudo totalitarios, que son secuelas del comunismo fracasado del siglo pasado. Estos fenómenos también están evolucionando rápidamente con la adopción de un voraz capitalismo, esta vez estatal, por parte de países como China o Rusia, entre otros. No obstante en esos escenarios de capitalismo socializado también se dan algunos tics y conflictos entre trabajadores y empresa, aunque sea estatal.
Después del fracaso del comunismo en la segunda mitad del s. XX, llegamos a la conclusión de que el capitalismo, sea salvajemente liberal o socializado, es el segundo mejor sistema con el que puede funcionar el mundo…Ahora sólo nos falta descubrir cuál es el primero. Pero eso sería otro tema digno de un sinfín de artículos…
Volviendo a la relación laboral que nos ocupa, otra gran excepción digna de un detenido análisis en esa relación trabajador-patronal, que todos aceptamos como normal en el primer mundo, es Japón. Dicha relación en ese país es absolutamente excepcional y admirablemente sostenida en el tiempo. El respeto de un trabajador hacia su patrón y empresa es algo difícil de comprender para nuestra mentalidad sindicalista, en la que indefectiblemente los intereses del empresario deben chocar frontalmente con los del trabajador por definición. Pero ¿qué pasaría si eso no fuera así tampoco en occidente?
Muchos pensaréis que si los intereses del trabajador se acercasen a los del patrón, la situación social de la clase obrera se deterioraría peligrosamente en el tiempo, y la desproporción de riqueza entre ambos se incrementaría. Ante esta reflexión analicemos la situación de los trabajadores de Japón. Sus horas de trabajo semanales y productividad están muy por encima de las que acostumbramos a ver a nuestro alrededor, sin duda. Pero no podemos decir de ningún modo que la clase obrera japonesa está explotada o que su nivel de vida no sea más que digno. Las empresas niponas cuidan paternalmente de sus trabajadores hasta extremos impensables en occidente. Tanto es así que para hablar de explotación y falta de dignidad laboral, deberíamos dirigir nuestra mirada hacia el tercer mundo, pero en ningún caso al paradigma del capitalismo y la producción moderna que es Japón.
Como ya sabéis, siento una pasión y debilidad especial por el país nipón. Quizás por eso admiro muchas de sus peculiaridades que no dejan de sorprenderme después algunos viajes. A continuación os copio un par de anécdotas de mi amigo Héctor García que podéis ampliar en la que, con toda seguridad, es la web en español mejor y más completa para conocer Japón y sus peculiaridades: Kirai. Un Geek en Japón:
«Un amigo que trabaja en Kodansha (la editorial más grande de Japón) me ha contado el proceso que han seguido para eliminar una revista con la que no generaban suficiente dinero. Para echar a los empleados, lo que hicieron fue “sugerirles” que fueran buscando otro trabajo varios meses antes de la eliminación del departamento. Conforme se fue acercando la fecha en la que tenían previsto terminar con la publicación de la revista, Kodansha pasó a sugerir a los empleados del departamento que dejaran la empresa voluntariamente. Al final consiguieron su objetivo, todos los empleados del departamento se marcharon voluntariamente, no tuvieron que echar a nadie (Ahorrándose todos los costes de echar a empleados). Este es un ejemplo de cómo los empleados se “solidarizaron” con los problemas de la empresa, asumieron su responsabilidad en el fracaso del departamento y sintieron la obligación de marcharse voluntariamente para no hacer más daño a la empresa. ¿No os parece increíble esta forma de actuar? Si esto pasara en una empresa Europea me imagino huelgas, sindicatos quejándose etc. Este es un ejemplo de cómo los japoneses evitan los conflictos a toda costa y el papel que juega el sentido de obligación giri a la hora de tomar decisiones.»
Para nuestra mentalidad parece ciencia-ficción o fruto de una patronal opresora en la que la clase obrera esté esclavizada y amenazada gravemente, ¿verdad? Algo difícil de creer en un entorno de libertad del primerísimo mundo. Pero e pur si muove.
De todos son sabidos los problemas por los que atraviesa desde hace ya más de veinte años la economía japonesa. No obstante su nivel de vida sigue siendo envidiable (incluso ahora, en tiempos recesionistas o de estanflación envidiamos también su ausencia de inflación) para la inmensa mayoría del planeta incluida buena parte del primer mundo. Personalmente os diré que este sentimiento obrero respecto a su responsabilidad en la marcha de la empresa también me parece envidiable, al igual que el respeto de las empresas hacia sus empleados. En este sentido, tradicionalmente en Japón los puestos de trabajo se han conservado de por vida, con aumentos de sueldo en la medida en que la edad y las obligaciones familiares del trabajador crecen. Curiosamente esta forma de retribución se aleja del incentivo por productividad o por competitividad al que estamos salvajemente acostumbrados aquí. Os preguntaréis: ¿Cómo se puede retribuir más a un empleado mediocre de edad avanzada que a un joven que despunta por su especial competencia? Resulta difícil de comprender para nuestra mentalidad y a priori perjudicial para mantener un alto nivel de competitividad. Sin embargo, para cualquier sindicato occidental la precariedad del trabajador de edad avanzada y su dificultad para encontrar trabajo es un caballo de batalla de difícil resolución. A pesar de este compromiso tradicional del patrón japonés con el trabajador a lo largo de toda su vida, la economía de ese país se ha erigido hace ya casi medio siglo como un referente mundial de productividad, competitividad, tecnología, innovación y muchas otras virtudes reconocidas.
Desconcertante, como tantas y tantas facetas de un país de contrastes del cual el resto del mundo deberíamos aprender mucho. La relación trabajador-empresario en Japón define a la perfección el concepto win-win al que tantas veces hacemos referencia. Y esa relación contrasta especialmente con la de sindicatos-patronal del resto del planeta.
A continuación podréis leer otra anécdota personal de Kirai en la que os sorprenderá la curiosísima relación formal entre patrón y empleado:
«Hace unos días estaba en una cafetería con dos compañeros de trabajo, en otra mesa estaban otros dos compañeros y en una tercera mesa estaba el presidente de nuestro holding. El presidente fue el primero en terminar, pasó por mi mesa a saludar, pero no hizo ningún tipo de reverencia, él está muy por encima de nosotros, fui yo y mis compañeros quienes le hicimos una reverencia y un par de comentarios. Al pasar por la otra mesa el presidente no conocía a sus propios empleados (somos más de mil ahora mismo), así que ni siquiera saludó. Pero resulta que al presi se le cayó la cartera al suelo junto a la mesa de los empleados que no conocía, uno de ellos recogió la cartera y se la llevó al presidente hasta la puerta de la cafetería. El presidente al ver que un “desconocido” (en realidad es un empleado suyo) le había ayudado a recuperar su cartera comenzó a hacer reverencias de 90 grados (máximo respeto). ¡Era la primera vez que veía al presidente haciendo reverencias de 90 grados! Si el presidente hubiera sabido que la persona que le devolvía la cartera era un empleado suyo no habría hecho ninguna reverencia (No debe agacharse ante un empleado de rango inferior), simplemente habría puesto cara de sorpresa dando las gracias. Esta es una situación donde se vio claramente el papel que juega el uchi y soto en la vida diaria japonesa y un ejemplo de cómo el nivel/rango que ocupas en la sociedad/empresa/grupo es importantísimo en Japón.»
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En este video podéis ver un tradicional Shinnenkai de la ex-empresa de Kirai. Comprobaréis las diferencias con una cena de Navidad de cualquier empresa española y su inefable amigo invisible.
En definitiva me parecen reflexiones interesantes para concienciarnos de la diversidad posible de relación entre trabajador y empresario. Distintas maneras de convivir dos mundos sin el entendimiento de los cuales, no es posible la sostenibilidad del sistema capitalista por muy socializado que éste sea. En cualquier caso me parecen reflexiones interesantes en este primero de Mayo, cuando en la mayor parte del mundo se deja de trabajar para celebrar la Fiesta del Trabajo, mientras en algunos lugares el trabajo es algo mucho más festivo.
¿La civilización occidental? Bueno, sería una excelente idea.
Mahatma Gandhi.